La Plaza | Agencia de Comunicación en Gipuzkoa

La comunicación interna ni se crea ni se destruye

Una de las ideas más peligrosas que pueden instalarse en la dirección de una empresa es pensar que “como nadie se ha quejado, no hace falta decir nada”. O lo que es lo mismo: asumir que, si no se comunica oficialmente un cambio o decisión, no pasa nada dentro de la organización. Nada más lejos de la realidad.

En comunicación interna, el silencio no es neutral. La comunicación interna no desaparece si no se gestiona: simplemente se transforma. Y lo hace en forma de rumores, malentendidos, medias verdades y teorías más o menos fundamentadas que circulan por los pasillos, los grupos de WhatsApp o el ambiente general de la plantilla.

Como decía el psicólogo y filósofo Paul Watzlawick, uno de los grandes referentes en teoría de la comunicación humana:

“No se puede no comunicar. Todo comportamiento es una forma de comunicación.”

Y eso incluye también tus silencios. Incluye los correos que no mandas. Incluye la falta de explicaciones cuando hay un cambio importante. Incluye no comunicar algo esperando que “ya se enterarán”.

La comunicación ocurre igual, aunque no la lideres

Muchas organizaciones no niegan la importancia de la comunicación interna, simplemente la ignoran. No existe una persona responsable, no hay un plan, y tampoco una cultura que valore compartir información de forma clara y regular con la plantilla. ¿El motivo? A menudo se mezcla falta de tiempo, desconocimiento y una falsa sensación de control: “ya lo comunicaremos cuando toque”, “no queremos generar ruido”, “todavía no es oficial”.

Pero mientras tanto, la realidad se mueve. Cambian procesos, se toman decisiones estratégicas, se reorganizan equipos. Y todo eso genera preguntas. Preguntas que si no se responden desde la dirección, se responderán desde la cafetería, desde el grupo de Telegram, desde el despacho de alguien que “algo escuchó”.

No liderar la comunicación interna no impide que exista. Solo impide que se haga bien.

Rumores, el lenguaje de las empresas sin comunicación

En comunicación interna hay dos verdades fundamentales:

Donde falta información oficial, crece el rumor.
Donde hay espacios vacíos, se llenan de suposiciones.

La falta de una estrategia de comunicación interna abre la puerta a una cadena de consecuencias que afectan directamente al rendimiento y al clima laboral: inseguridad, desconexión, desconfianza hacia los líderes, sensación de estar desinformados o incluso de que se les oculta algo. El resultado es el mismo: menos motivación, más rotación, menor compromiso.

En cambio, las empresas que apuestan por comunicar bien lo que hacen y lo que deciden generan confianza, implicación y sentido de pertenencia. Porque comunicar no es solo dar datos: es dar contexto, sentido y dirección.

El silencio también comunica (y suele decir cosas malas)

Imagina que tu equipo ve que uno de los responsables deja de asistir a reuniones, que ya no firma los correos o que se ha borrado su perfil del organigrama. Nadie ha dicho nada oficialmente, pero todo el mundo lo nota. ¿Qué crees que piensan?

Probablemente: “¿Lo han despedido?”, “¿Se fue enfadado?”, “¿Nos afectará al resto?”, “¿La empresa está en problemas?”. Aunque ninguna de esas cosas sea cierta, el cerebro humano necesita explicaciones, y las va a fabricar si no las encuentra. El silencio no es ausencia de comunicación: es una comunicación implícita, descontrolada y peligrosa.

Lo mismo ocurre cuando hay un cambio importante en procesos, políticas, herramientas o dirección. Si no se explica, se malinterpreta. Y si se malinterpreta, se actúa en base a lo que se cree, no a lo que es.

Liderar la comunicación interna es liderar la cultura

Una buena comunicación interna no es una lista de correos ni un tablón de anuncios. Es una herramienta estratégica que construye cultura, refuerza el propósito de la organización y ayuda a alinear a todas las personas en torno a una misma visión.

No se trata de comunicarlo todo ni de agobiar con boletines. Se trata de identificar qué cambios necesitan explicación, qué decisiones deben compartirse y cómo hacerlo para que todas las personas implicadas entiendan el “qué”, pero también el “por qué” y el “para qué”.

Eso implica pensar en los canales (no todo es por email), en los tiempos (ni tarde ni por sorpresa), en los tonos (ni fríos ni paternalistas) y en la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

No es solo un “tema de comunicación”

La comunicación interna no es algo que competa solo al departamento de comunicación o a recursos humanos. Es una responsabilidad de liderazgo. De cultura organizativa. De cómo se toman las decisiones y cómo se transmiten.

Y en un contexto de incertidumbre, cambios constantes y búsqueda de talento, comunicar bien por dentro se ha vuelto una ventaja competitiva por fuera. Porque los equipos bien informados, bien tratados y bien escuchados son más productivos, más leales y más alineados con los objetivos de negocio.

¿Estás comunicando o solo reaccionando?

En La Plaza ayudamos a empresas industriales, técnicas y B2B a transformar su comunicación interna en una herramienta real de conexión con sus equipos. Diseñamos estrategias claras, accesibles y adaptadas a cada realidad.

Porque si no lideras tú la conversación dentro de tu organización, lo hará otro.
Y créenos: no siempre será para bien.

👉 Escríbenos si quieres empezar a comunicar con propósito desde dentro.

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